top of page

El Amor No Tiene Favoritos

  • Michal Berg
  • 22 jun 2016
  • 2 Min. de lectura

Ayer por la noche mi hijo me impactó con una profunda observación:

Cuando ustedes (papás) nos quieren a nosotros (hijos), ustedes nos aman por igual, pero cuando están enojados con nosotros, son diferentes con cada uno de nosotros. Yo siento que todos somos iguales cuando nos quieren, pero cuando nos regañan, no siento lo mismo para todos nosotros, y empiezo a pensar en quién quieren más.¨


Wow, ¡ese fue un foco que se prendió en mi cabeza! En hebreo (mi idioma natal), la palabra AMOR tiene el mismo valor numérico que la palabra UNO. Lo que me dijo mi hijo, me hizo entender más que nunca la correlación.

Cuando estamos en un estado mental de amor, no hay separación entre nosotros y los demás o, en este caso, no existe la ilusión de que yo quiero más a uno de mis hijos que a otro. Nuestros hijos sienten separación, comparación e inseguridad únicamente cuando nuestro estado mental se ha apartado del amor cuando interactuamos con ellos.

Por supuesto, necesitamos ayudar a nuestros hijos a reflexionar sobre sus conductas, pero hagámoslo sin perder el amor, para que no sientan espacio con nosotros y sus hermanos.

Una de las expresiones de nuestro Oponente interior crea es la ilusión de mejor y peor. Un niño golpea y otro no hace su tarea. Un niño utiliza palabras ofensivas y el otro usa drogas. Empezamos a calcular que lo que un niño hizo, es peor que lo que hizo el otro.


Pero en la realidad espiritual, el trabajo del Oponente es crear separación –separación con nuestra verdadera esencia y otras personas. Nuestro trabajo es resistir al Oponente. Debilitar sus poderes comienza por no caer en sus ilusiones.

A fin de no crear espacio con nuestros hijos, hagamos un esfuerzo para tratar situaciones con cada uno de la misma manera. Y si podemos encontrar la fortaleza de venir de un lugar de amor sin importar lo que pasó, nuestras palabras serán tan poderosas y suficientemente efectivas que no habrá necesidad de dramas y reacciones exageradas.


Si somos honestos con nosotros mismos, siempre hay un hijo que nos altera más que otro, y sí reaccionamos diferente con cada uno, aun cuando hacen lo mismo. Nuestros hijos ven y sienten esto.

No se trata de igualdad. Es prueba de nuestra conexión y habilidad de mantener la misma energía de amor sin importar quién o qué está a nuestro alrededor. En un nivel espiritual, nuestros hijos nos están dando las mejores oportunidades de conectarnos con esta fuerza de Luz de una manera consistente para que se convierta en lo que somos.


 
 
 

Comentarios


Entradas recientes
Archivo
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page