¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos y a nosotros mismos a tener compasión por los demás?

La compasión suena simple, pero…. ¿Cómo podemos encontrar compasión en nosotros mismos, especialmente para las personas que nos han lastimado? ¿Cómo podemos enseñar compasión a nuestros hijos? ¿Qué nos puede dar la fuerza para perdonar? Permítanme compartir algunas palabras de Teilhard de Chardin para arrojar algo de luz:

“No somos seres humanos teniendo experiencias espirituales; Somos seres espirituales teniendo experiencias humanas ".

Cuando escuché por primera vez esta frase, cambió toda mi perspectiva acerca de las personas y la vida. Imagina esto: todos somos almas en el cielo, y es nuestro momento de bajar a la tierra. Cada uno de nosotros recibe un disfraz, nuestro cuerpo, y nos colocan en una película que es nuestra vida. En esta película, tenemos que ser humanos, y algunos de nosotros somos mejores en esto que otros.

Recordándonos esta idea y quiénes somos realmente, los seres espirituales, podemos proporcionar una apertura en nuestra perspectiva para la compasión hacia nosotros mismos, hacia los demás y hacia la vida en general.

La mayoría de las veces, vemos a los demás solo a través de sus acciones en este momento y olvidamos quiénes son realmente por dentro. Todos estamos en medio de un proceso de caída, aprendizaje y crecimiento, padres e hijos por igual. Reconocer este proceso de evolución en nosotros mismos y en los demás es el primer paso hacia la compasión.

¿Con qué frecuencia sentimos que necesitamos ayudar a nuestros hijos a cambiar? Cuando juzgamos a nuestros hijos, es como si ya hubiéramos decidido quiénes son y qué debemos hacer para salvarlos. Perdemos de vista su potencial y, en lugar de apoyarlos, intentamos solucionarlos. Si pensamos constantemente que necesitamos ayudar a nuestros hijos a cambiar, entonces hemos perdido de vista su verdadera esencia. Muchas veces, nuestros niños son rechazados por conocer su verdadero ser y conectarse a su luz interior por nuestra crítica, especialmente cuando seguimos enfatizando lo que necesitan cambiar.

Ya son seres espirituales; solo tenemos que recordarles esa verdad y animarlos a volver a conectarse con ella.

Nuestros hijos no deberían tener que luchar por nuestra aprobación. Más bien, debemos ser los primeros en reafirmar su verdadera esencia divina. Por ejemplo, cuando se portaron mal - golpearon, mintieron, hicieron trampa, etc. - podemos comenzar diciendo: “Elegiste portarte mal, pero no es lo que realmente eres; Sé que realmente eres bueno ". Cuando les decimos a los niños que su esencia es buena sin importar qué, incluso cuando se caen, les proporciona un lugar positivo para regresar. Cuando solo abordamos su mal comportamiento, le damos poder. Nuestros hijos comienzan a creer que son malos o están equivocados y comienzan a perder su conexión con quienes realmente son. Dejan de escuchar su voz verdadera.

Por supuesto, debemos abordar los problemas y las faltas, pero primero, recordémosles que los amamos y asegurarnos de que nuestra conexión con ellos sea sólida. Los adultos y los niños no se portan mal; siempre hay una razón detrás de esto, y al enfocarnos en la causa y no solo en el efecto, tendremos una mejor oportunidad de ayudarlos a cambiar su comportamiento. Una vez que comprendemos que estamos aquí para apoyar, comprender y sentir compasión por nuestros hijos y su proceso aquí en la Tierra, es más probable que crezcan conectados en lugar de heridos.

Espero que a medida que enfrentemos oportunidades para mostrar compasión, recordemos que nuestros niños, especialmente, a menudo tienen dificultades en sus experiencias humanas y, más que nada, necesitan nuestro amor.