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La Energía de las Palabras

  • Michal Berg
  • 28 jun 2016
  • 2 Min. de lectura


¿Qué es lo que mis hijos aprenden cuando pienso que no están escuchando? ¿Alguna vez has notado a tu hijo mirándote fijamente mientras tú estás en medio de una apasionada conversación con un amigo, acerca de otra persona o una situación? Es en estas conversaciones, cuando la intención no es que nuestros niños escuchen, donde ellos aprenden más sobre nosotros y la vida. La verdadera pregunta es: ¿Qué es lo que ellos aprenden exactamente? ¿Nuestra conversación está animada por la frustración? ¿Culpa? ¿Juicio? ¿Menosprecio? Sí, es natural que quiera poder desahogarme con mi mejor amigo acerca de la vida, y sí, algunas conversaciones no son para los oídos de nuestros hijos. Pero seleccionar con cuidado nuestras palabras no es sólo por educación, o para pretender que tenemos buenos modales; es más como elegir con qué canales de energía conectar. Las palabras atraen energía positiva o negativa. Como el Rey Salomón dijo, ¨La muerte y la vida están en poder de la lengua¨, las palabras tienen el potencial de producir consecuencias positivas o negativas. Muchas veces nos subestimamos cuando se trata de las palabras, pensando que no tienen mucha importancia. Pero si estamos en búsqueda de alcanzar la paz interior y la fuerza para vencer desafíos, las palabras son herramientas cruciales. Cuando evitamos las palabras venenosas que tendemos a usar cuando estamos molestos o heridos, es mucho más fácil mantener la conciencia correcta que nos guiará hacia nuestras metas. Cuando mi hijo me escucha decir cosas como, ¨Aquí hay algo que debo aprender¨; “Tengo que tomar responsabilidad de lo que está pasando”; “Sé que tengo en mí lo necesario para lidiar con esto¨; “Yo elijo amar y perdonar¨; ellos aprenden que los desafíos son oportunidades, se estresan menos cuando tienen un reto y aprenden a evitar culpar a los demás. Si deseas que tu trabajo espiritual logre un cambio real en tu conciencia– ¡Simplemente ten hijos!-. Si realmente deseas vivir en un espacio mental de amor, compasión y que reclamará completa responsabilidad, tus hijos se asegurarán de que no tengas descansos o recesos, aún en conversaciones casuales. Eso es lo maravilloso de ser padre: Tenemos a los mejores maestros y ayudantes a nuestro alrededor todo el tiempo, para seguir recordándonos ser reales, y para mantenernos bajo control. Así que la próxima vez que estés conversando acerca de una persona o situación con la cual estás teniendo un desafío, sólo imagina a tu hijo parado junto a ti, escuchando. ¿Qué dirías? ¿Qué palabras y energía usarías? ¿Qué aprendería tu hijo? ¡Agradezcamos a nuestros hijos por seguir dándonos las oportunidades para un cambio real!


 
 
 

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