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Comunicarnos para conectarnos

  • Michal Berg
  • 10 feb 2017
  • 2 Min. de lectura

"La espiritualidad, para mí, se reduce a dos cosas: conexión y comunicación. La manera en que conecto y me comunico con la Luz, conmigo y con los demás es lo que crea mi vida espiritual y un hogar espiritual. Mi conexión puede crear una mejor comunicación, y una mejor comunicación puede crear una mejor conexión.

Como padres, abuelos, maestros y mentores de almas jóvenes, tenemos la responsabilidad de desarrollar una conexión fuerte, positiva y un estilo sano de comunicación con los niños a quienes la Luz nos encomendó cuidar. Y antes de poder hacer eso con mis hijos, necesito aprender a hacerlo conmigo.

Esto inicia con la conexión y comunicación propia. ¿Cómo me hablo a mí mismo cuando las cosas salen mal o cometo un error? ¿Qué pienso de mí? ¿De qué estoy al tanto acerca de mí? Nuestros hijos sienten lo que no decimos tanto como lo que sí decimos.

A menudo nos enfocamos en cómo nuestros hijos nos hablan a nosotros y a los demás, mientras ignoramos nuestro propio estilo de comunicación –las palabras que salen de nuestra boca y aquellas que decimos internamente-. Si me hablo mal a mí mismo cada vez que me equivoco y me siento inseguro, será difícil comunicarme de una forma distinta con mi hijo(a) cuando cometa un error, haciéndolo sentir inseguro también. He descubierto que usualmente son mi propia ansiedad y miedos los que me hacen comunicarme con mis hijos mediante el control y la fuerza, lo cual sólo daña en lugar de ayudar.

Encontrar mi voz centrada y conectada en mi interior afecta positivamente mi comunicación y, finalmente, mi conexión con mis hijos. Intento usar los siguientes 4 pasos antes de confrontar a mis hijos:

  • Detente antes de hablar. Siente dónde estás en el momento. ¿Cuál es tu estado de ánimo? ¿Qué estás sintiendo? Reconoce miedos o inseguridades, enojo o debilidad.

  • Reestructúrate. Neutraliza tus emociones, encuentra tu centro. Puedes cerrar tus ojos durante unos segundos, respirar, ir a otra habitación o cualquier cosa que ayude a encontrar ese lugar interior de tranquilidad.

  • Intenta que tus palabras creen afinidad y cercanía. Pregúntate: “¿Lo que voy a decir nos va a acercar o distanciar? ¿El/ella está abierto/a y listo/a para escuchar lo que quiero decir? ¿Estoy hablando sólo para desahogarme o esto ayudará a la otra persona?”

  • Comunicarnos sin palabras puede ser más efectivo. Elige el silencio algunas veces sobre las palabras. Tenemos la habilidad de comunicarnos con nuestra conciencia, pensamientos y energía, que en ocasiones pueden ser mucho más poderosos.

Es probable que nunca lleguemos a dominar la conexión y la comunicación, pero estar conscientes de su poder y de lo necesarias que son nos hará mejores en ello, hará nuestra vida y la de las personas que amamos mejor día con día."


 
 
 

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