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De la crianza de los hijos hacia la paz mundial

  • Michal Berg
  • 9 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

La crianza de los hijos y la relación entre un padre y su hijo ofrecen una significativa oportunidad que va mucho más allá de nuestra familia inmediata. Ser padres nos obliga a crecer emocional y espiritualmente y a extender nuestra capacidad de amar y respetar al otro sin importar las diferencias o desacuerdos.

Verás, nuestros hijos son los mejores maestros que tendremos. Cuando mi hijo es totalmente lo opuesto a mí, y él o ella me hace enojar, aún así solucionaré las cosas y haré todo lo posible por salvar la situación y permanecer conectados –ya que ésta es una relación de la que no puedo huir.

Nuestra habilidad de amar a nuestros hijos “sin importar qué” y de siempre estar buscando soluciones y nuevas maneras para interactuar mejor con ellos es una indicación de algo más grande: Somos capaces de alcanzar un nivel más alto de conciencia y traer paz al mundo.

Así que es solo cuestión de saber si deseamos aplicar la misma conciencia para esforzarnos fuera de nuestro pequeño nido y darle la oportunidad a las otras personas en nuestra vida.

La humanidad debe recordar que la paz no es el regalo de Dios a sus criaturas; la paz es el regalo que nos hacemos unos a otros. –Elie Wiesel

Si pudiéramos mantener la misma conciencia de compasión, amor incondicional y capacidad de perdón que nuestros hijos nos ayudan a ejercitar todos los días, también con otros, podríamos usar las mismas cualidades para relacionarnos con otras personas. Nuestros hijos nos dan todo el entrenamiento que necesitamos y los cimientos para ser capaces de tratar a los demás como si fueran nuestros propios hijos.

Se siente más fácil amar a mis propios hijos que a mi colega, a mi competidor, y en ocasiones a mi propio hermano, ya que siento que mis hijos son parte de mí y son míos; pero esto es solo una ilusión. Sabemos que espiritualmente todas las demás personas en el mundo son igualmente parte de nosotros, y todos somos responsables mutuamente.

La paz no sólo se da mediante protestas, manifestaciones y banderas – cada uno de nosotros debe hacer el trabajo interno. Tenemos que reemplazar el “estar en lo correcto” por el ser compasivos, el ser críticos por el ser serviciales, y el estar enojados por el ser amorosos.

Tú encuentras la fuerza para ver más allá del mal comportamiento o falta de respeto de tu hijo, y te tomas el tiempo para averiguar qué es lo que realmente le molesta y por qué actúa de esa manera; al hacer esto traes paz a tu hogar.

Piensa por un segundo… ¿Puedo encontrar esa fuerza dentro de mí para hacer lo mismo con otra persona y ayudar a traer paz al mundo?


 
 
 

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